El deseo de las empresas de reanudar las ventas rápidamente, con el regreso paulatino a las actividades y hábitos habituales en el período posterior al aislamiento, puede jugar algunas malas pasadas. Hoy en día, muchas empresas y ejecutivos buscan con energía recuperar sus negocios y clientes lo antes posible. La idea es, con algunos pequeños ajustes, volver a jugar el mercado. ¿Pero funciona?

El estudio “Covid-19: el catalizador inesperado para la adopción de tecnología”, de Nielsen, muestra que, a pesar del crecimiento esperado en las ventas online, alrededor del 60% de los consumidores entrevistados no quieren salir de las tiendas físicas, porque les gusta la experiencia de ir a un establecimiento a tocar y degustar productos. Es decir, no pueden esperar a que terminen (o disminuyan) las restricciones del aislamiento social para volver a sus tiendas favoritas.

“Con la necesidad de aislamiento social, una solución para simular esta forma de compra es el uso de tecnologías como la realidad aumentada o la realidad virtual. Y esto ya se puede ver en algunos supermercados que simulan, usando aplicaciones para teléfonos inteligentes, el acto de recoger productos de las estanterías, analizarlos y ponerlos en su carrito virtual, con entrega a domicilio”, comenta Alexander Rojas, Gerente de Ventas y Desarrollo de Negocios de MediaTek para Centroamérica y El Caribe.

Esta tecnología ha sido ampliamente utilizada en artículos como ropa y artículos de belleza, como productos de maquillaje, con aplicaciones que permiten simular cómo quedará un zapato o lápiz labial en el cuerpo del consumidor, todo de una manera muy intuitiva.

Pero, ¿qué pasa cuando sea posible volver a las tiendas físicas? A primera vista puede parecer que todo va a ser igual, después de todo estarán ahí las tiendas y, si todo va bien, los clientes también. Sin embargo, ya se sabe que nada será como antes. Las empresas que mejor entiendan el procedo de compra de sus clientes y realicen los ajustes para ofrecer estas ventajas a sus consumidores serán las empresas que perciban una recuperación más acelerada de su negocio.

En un nuevo entorno con restricciones de movilidad, fobia al tacto y al contacto con objetos y personas, claramente el proceso de compra de los clientes para muchos sectores cambiará rápidamente. En un restaurante, ¿los clientes ordenarán de la misma manera? ¿Querrán interactuar y pagar sus facturas de la misma manera? Ciertamente no. El producto final será el mismo, el consumidor será el mismo, pero el proceso de compra de ese consumidor será bastante diferente.

Cuando los clientes regresen a los establecimientos en el período de post-aislamiento, verán que muchos de ellos han sufrido cambios que apuntan no solo a una mejor higiene, con alcohol en  gel de cortesía y recomendaciones para mantener una distancia adecuada, verán ajustes que tienen como objetivo disminuir la necesidad de interacción humana.

Más que nunca, los hábitos de los consumidores cambiarán. Y quien no comprenda los deseos de los clientes, no sepa cómo quiere interactuar con las empresas y a la hora de comprar productos, se quedará atrás.

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