Por Fernando Brenes

Presidente de la Asociación de Patólogos de Costa Rica y de la Sociedad Latinoamericana de Patología.

En días recién pasados tuvimos el placer de finalizar la edición XXXIII del Congreso Latinoamericano de Patología 2021, evento que las actuales condiciones de la Pandemia de Covid-19 nos obligó a realizar de manera virtual, pero que tuvo a Costa Rica como centro de desarrollo de la logística y del planeamiento en general.

Durante un par de jornadas colegas de varios países de la región, como México, Ecuador, Chile, Perú y Argentina –entre otras naciones- pusieron lo mejor de su conocimiento al servicio de los avances científicos en una disciplina de la medicina que se ha vuelto un brazo de apoyo indispensable para el tratamiento de diversos tipos de enfermedades.

Que se haya escogido al país como sede de esta actividad – que tuvo el apoyo de la Asociación de Patólogos de Costa Rica y de la Sociedad Latinoamericana de Patología- es un signo de confianza en la calidad de los profesionales en ciencias médicas de nuestra nación; además, sirvió como punto de referencia para conocer de primera mano los hallazgos en nuevas formas de tratamiento de diversos tipos de cáncer y otros padecimientos como la enfermedad celiaca, solamente para citar dos ejemplos.

Modelo de trabajo

En el mundo actual prevalecen las tendencias hacia la medicina personalizada. A los Patólogos se nos exige “mucho con menos”, lo cual implica extraer una gran cantidad de información de pequeñas muestras de pacientes por medio de técnicas poco invasivas que eviten causar grandes lesiones. El paciente debe constituirse en el centro de los tratamientos a partir de los datos críticos disponibles.

Por esa razón, en la actualidad prevalece una inclinación clara hacia el concepto de la Medicina Personalizada como una herramienta de trabajo cuyo norte primordial se dirige a lograr un tratamiento acorde con cada una de las situaciones de salud en particular evitando, en lo posible, metodologías de trabajo estandarizadas.

Ese cambio de paradigma médico tiene un valor incalculable desde el punto de vista de la disciplina, pero aún más importante, pone en el centro de las preocupaciones al ser humano para brindarle un tratamiento mucho más adecuado con sus necesidades.

La organización del Congreso se impuso lograr ese objetivo como una de las grandes metas en busca de nuestro sagrado deber de buscar siempre el mayor bienestar de los pacientes. Hacia allá debemos marchar con paso firme.

¡No hay paso atrás!

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