• Metodologías como el agilismo permitirán a las organizaciones ahorrar tiempo, adelantarse a la competencia, reducir riesgos, afrontar rápidamente los cambios y motivar a los equipos a trabajar con mayor autonomía.
  • Por su parte, la omnicanalidad les ayudará a las empresas a poner a disposición de los usuarios diferentes canales tecnológicos y físicos de información o adquisición de productos para brindar una solución básica a sus necesidades.

Centroamérica, Julio de 2021. Según el Informe de competitividad global del Foro Económico Mundial (FEM), Centroamérica tuvo una fuerte caída en su desarrollo económico. Por eso deben tomarse medidas en la región para reactivar la economía por medio de las empresas.

El estudio detalla, por ejemplo, que Guatemala ha pasado del puesto 96 al 98, El Salvador descendió 5 puestos al ubicarse en la casilla 103. Por su parte, Honduras fue la excepción, pues logró mantenerse en el puesto 101 durante dos periodos consecutivos.

Costa Rica se ubica un poco más arriba en el puesto 62, pero con todo el potencial para crecer y dinamizar la economía. Panamá se posiciona cerca en la casilla 66 y también presentó una caída de dos posiciones.

Ante este panorama, la región deberá enfocarse en que sus compañías inicien una década de grandes desafíos con transformaciones que les permitan aumentar la eficiencia y competitividad. Por eso, tendrán que cambiar sus estrategias tradicionales.

Rafael Hernández, Head Of Business Developmenten Pragma Centroamérica, habló de este asunto y explicó: “una de las herramientas que se pueden disponer en las organizaciones son las metodologías ágiles. Estas permiten a las empresas ahorrar tiempo, adelantarse a la competencia, reducir riesgos, afrontar rápidamente los cambios y motivar a los equipos a trabajar con mayor autonomía. En el pasado, la industria del software estaba acostumbrada a enfrentar problemas con métodos y maneras tradicionales para predecir la solución, sin entender muy bien las incertidumbres”.

La nueva vía dejó atrás esa situación. Cuando los ingenieros encontraban un problema, suponían que lo resolverían con una determinada clave, entonces planeaban, diseñaban, desarrollaban y entregaban lo trazado; pero pasaban meses y, al final, se daban cuenta de que no era la solución. 

Estamos viviendo tiempos aún más volátiles y con alta incertidumbre, lo que trae como resultado que las necesidades de las personas cambien constantemente. Esto supone un reto para las empresas que buscan innovar en el mercado porque, para enfrentar escenarios adversos en los que sus productos y servicios no tienen el impacto que desean o no generan el beneficio que se pensaba, deben evolucionar la esencia de hacer las cosas.

“En Pragma, hemos ayudado a las compañías a trabajar en el marco del agilismo para entender el modelo de negocio de la organización, creando una ruta para la gestión de cambio alineada con los objetivos de la empresa y con las necesidades del entorno. Los llevamos por la ruta adecuada para gestionar una transformación digital ganadora”, señaló Hernández.

De esta manera, las empresas pueden incrementar la productividad, competitividad y  visión estratégica de sus equipos, teniendo un alto impacto en el trabajo colaborativo y en la entrega continua de valor en productos y servicios innovadores que benefician al cliente final. Históricamente, las compañías han sido reacias a los cambios culturales, por ello requieren de acompañamiento para hacerlo de la manera idónea, a través de la inclusión de metodologías, técnicas y frameworks de trabajo ágiles, así como consultorías en procesos y la formación de líderes con una visión centrada en el cliente.

El rol de la omnicanalidad

Teniendo como base el entendimiento de las características y motivaciones del usuario final, Pragma aplica una consultoría frente a los objetivos del modelo de negocio de cada organización y los retos del mercado; a partir de ahí se traza la mejor ruta para la habilitación de un ecosistema omnicanal que proporcione una experiencia única, sincronizada y sin fricciones.

“Las empresas deben diseñar experiencias digitales de alta exigencia, enfocadas en generar interacciones atractivas e intuitivas para el cliente, soportadas en arquitecturas desacopladas, escalables y sostenibles que ofrezcan capacidad de reacción y velocidad en el despliegue de nuevos negocios”, recalcó el Head Of Business Development de Pragma en Centroamérica.

Esto se logra por medio de la integración de sistemas de gestión de contenidos (CMS Headless y micro frontends), creación de aplicaciones web/móviles y los servicios en la nube, garantizando un time to marketoportuno, lo que garantiza más rapidez y una mejor gestión de plataformas.

Ahora, lo ideal es contar con quien acompañe a las empresas en la investigación, ideación y prototipado de estrategias omnicanal, así como en la verificación de viabilidad tecnológica de estas, haciendo un reuso de componentes y creando flujos centrados en el cliente final.

En otras palabras, esta estrategia se centra en poner a disposición de los usuarios diferentes canales tecnológicos y físicos de información o adquisición de producto que brinden una solución básica a sus necesidades. La clave está en aprovechar al máximo las ventajas de cada uno de los canales que se tienen.

Entre los beneficios más importantes que brinda la omnicanalidad está la personalización de los canales, ya que la marca puede crear un spot específico para cada canal. Por ejemplo, utilizar un canal como Twitter para prestar servicio al cliente y otro como Instagram para mostrar las novedades en sus productos.

Este enfoque permite, además, una segmentación de clientes. Por eso es importante conocer a los compradores y ofrecerles los canales más acordes con sus necesidades. Se pueden definir targets específicos para cada uno de los productos y mostrar estos en diferentes canales.

Además, se abre la alternativa de probar y cambiar, experimentando en los diversos canales. Para entenderlo, se pueden manejar perfiles en diversas redes sociales y luego contar solo con las que sean funcionales para la empresa.“Al final, una fuerte estrategia de agilismo complementada con la omnicanal contribuirán a robustecer a las empresas y llevarlas al nivel más alto. Así pueden convertirse en referentes del mercado e incrementar la competitividad y eficacia”, concluyó Hernández.

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