A pesar de que los asistentes personales virtuales han estado varios años en el mercado, aún hay un número importante de la población para la cual es un concepto nuevo y confuso. Estos asistentes virtuales tienen la capacidad de  responder preguntas y realizar diversas acciones, como llamar reproducir música, hacer búsquedas en la web, e incluso comprar en Internet, simplemente usando su voz.

El concepto comenzó a ganar popularidad en los teléfonos inteligentes, con aplicaciones como Siri en el iPhone y Google Assistant  en los dispositivos Android, es un software que le permite usar la voz para controlar varias funciones del dispositivo. Con el tiempo, esta tecnología migró desde el teléfono hacia los parlantes inteligentes, que se convirtieron en el objeto de deseo de muchas personas, debido a la interfaz simple e intuitiva (solo hablar).

El año pasado se estima que se vendieron casi 150 millones de unidades de estos altavoces inteligentes, un crecimiento del 70% con respecto al año anterior, según datos de Strategy Analytics, con Amazon liderando el sector, seguido de cerca por Google. Y para 2020, incluso con la pandemia de Covid-19, la consultora de mercado proyecta un nuevo récord de ventas.

El primero de estos productos fue lanzado por Amazon en 2014, llamado Amazon Echo, los cuales son impulsados con tecnología MediaTek. Este tipo de dispositivo está monitoreando continuamente los sonidos de la casa, y cuando escucha una palabra clave (que cambia según cada fabricante), realiza el comando que se solicita. Funciona gracias a un conjunto de micrófonos y un altavoz controlado por un procesador que envía y recibe información a través de Wi-Fi desde la nube, donde se procesa todos estos datos.

A partir de este primer modelo, distintas marcas fueron sacando su propia versión y la evolución fue visible. Tras los primeros productos, que eran básicamente cajas conectadas, apareció una nueva generación, con la incorporación de pantallas. En estos dispositivos, los usuarios, que ya podían interactuar con el uso de la voz, también obtuvieron la posibilidad de dar comandos vía toque en la pantalla y obviamente recibir información también visualmente, además de la información sonora.

Recientemente se lanzó la tercera generación de estos productos, donde existen cámaras, que con esta incorporación permiten que los asistentes virtuales tengan una serie de nuevas aplicaciones, como el uso para videollamadas grupales, un recurso muy útil para el momento actual, para clases y reuniones virtuales de empresas. Y la cuarta generación de estos dispositivos (los cuales se encuentran llegando al mercado) cuentan con la posibilidad de moverse (aún sin muchos recursos, es un hecho) dentro de los hogares. Así, los asistentes tienen la posibilidad de monitorear el entorno cuando el usuario está ausente, pueden monitorear a un niño o incluso a una persona mayor de forma remota, por ejemplo.

‘’Ha sido un camino quizá invisible para el consumidor, pero los procesadores de los asistentes también han evolucionado considerablemente para permitir que estas nuevas funciones sean incorporadas por los principales fabricantes’’ comentó Alexander Rojas, Gerente de Ventas y Desarrollo de Negocios de MediaTek para Centroamérica y El Caribe. ‘’Con esta potencia adicional, los asistentes de hoy, además de ganar más funciones y formas, también han mejorado la interactividad, con la facilidad para que los usuarios puedan hablar cada vez con más naturalidad y con respuestas más rápidas, con la ayuda de algoritmos y de la inteligencia artificial, tanto implementada en la nube como agregada poco a poco al procesador, para brindar respuestas aún más rápidas, con el llamado “edge processing”, finalizó Rojas.

¿Y el futuro de este equipo? Se cree que, debido a la constante evolución de procesadores, cámaras y pantallas y las mejoras en el procesamiento de datos, tanto a nivel local como en la nube, el número de aplicaciones irá en aumento y aparecerán diferentes formas de soportar estas nuevas aplicaciones. El siguiente paso para estos asistentes es volverse más como robots o incluso drones (es decir, una mayor capacidad de movilidad) y con eso pueden moverse por la casa así como ganar otros territorios, como oficinas e industrias, para actividades de seguimiento y normas. Pero una cosa es segura: llegaron para quedarse, lo que hace que sea más económico y más fácil acceder a la inteligencia artificial y al Internet de las cosas.

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