A la exposición “Gabinete Particular” le acompañan obras de distintas colecciones del artista que enriquecerán la experiencia visual del visitante. La serie permanecerá expuesta en la Galería Rozas-Botrán16 calle 4-66 zona 14, desde hoy hasta el 29 de octubre y está compuesta por fotografías de portadas de libros que muestran un abanico de temas y la maravilla del diseño gráfico. Los horarios de la galería son de lunes a viernes de 9:00 a 12:30 horas y de 14:00 a 16:00 horas de lunes a viernes la entrada es libre.
José Manuel Mayorga, abogado de profesión, fotógrafo por pasión, desde pequeño se sintió atraído por muchas cosas que en general no interesaban a otros niños. Se dio cuenta que sus gustos y aficiones eran distintos y que lo estético, en sus variadas acepciones, le interesaba, sin imaginar que, en en siglo XXI alternaría su profesión académica con el ejercicio apasionante de la fotografía, y la gestión cultural.
Las imágenes fotográficas desde siempre han ejercido sobre Jose Mayorga un poderoso atractivo. De niño lo llevaban al cine, matinales y matinées. Piensa que ahí está el origen de su interés por las artes en general y el arte cinematográfico en particular. Descubrió que la foto fija al mutiplicarse en secuencia produce las imágenes en movimiento y recuerda el poder visual de los fotogramas en la marquesinas antes de entrar a la sala. Para él, era como un imán que, al igual que los afiches o carteles de películas, estimulaba su imaginación. “Las salas de cine fueron mis templos”, comenta. Llegaba a ellas con devoción y respeto.
En la universidad, una compañera lo invitó a colaborar con el Comité de Música del Patronato de Bellas Artes. Así empezó su afinidad e involucramiento con entidades privadas que en distintos momentos han apoyado las artes en el país. Para Mayorga, la vida es un viaje de principio a fin y hay que procurar hacerlo y gozarlo. Su interés por el arte y la cultura lo llevó a recorrer distintos museos del mundo. De Nueva York, recuerda a Irena Rutenberg, escultora polaca sobreviviente del holocausto y maestra de la vida, quien, guiada por su sensibilidad, lo introdujo en magníficos espacios expositivos, propiciado conversaciones y múltiples vinculaciones durante y después de andar por las salas del Museo Metropolitano, MoMA, Whitney y Frick Collection, entre otros.
Los recuerdos de Jose Manuel incluyen lo anecdótico, como las visitas nocturnas a Marie’s Crisis, donde, entre copas, cantaban muchas voces acompañadas por un pianista. Para el fotógrafo, viajar da la posibilidad de conocer otros lugares, idiomas, personas y apreciar distintas culturas. El ser mejor dependerá de lo que cada viajero se permita, de lo que se nutra, de su apertura y encuentro con las nuevas experiencias.
El siglo XXI trajo cambios en la vida de Mayorga. Uno de ellos fue independizarse de la oficina de abogados con la que colaboraba. Esto le procuró tiempo para dedicarlo a otras actividades que le interesaban, entre ellas, asistir a la escuela de fotografía de Daniel Chauche en La Antigua Guatemala y continuar visitándole por varios años para practicar en su cuarto oscuro, tener acceso a su biblioteca y conversar.
Los temas que este fotógrafo incluye en su repertorio reflejan sus preocupaciones e intereses, sus compromisos con las personas y su entorno, aquí y ahora. Para nombrar las series se nutre de lo que le rodea, ha hecho “guiños” a nombres de películas para titular algunas obras. Una cita literaria, una melodía… lo motivan para vincular su propuesta con algo más y por ello la referencia es una sugerencia al espectador curioso.
Las propuestas fotográficas de Mayorga se caracterizan por los manifiestos que las acompañan. Siempre encontramos el desarrollo de una historia, de un hecho conmovedor y humano. Sobre esta característica, el fotógrafo opina que “la palabra es poderosa, ya que tiene de su lado la potestad de imaginar. Muchas propuestas de arte contemporáneo hacen uso de palabras en correspondencia con lo que hace más de cien años trajeron las vanguardias y luego el arte conceptual. La narrativa que se hace a través de las palabras está en plena forma y constantemente aparecen creadores y autores de interés con novedosos planteamientos, lo que falta es tiempo para poder dedicarse a ellas, conocerlas y experimentarlas”.
Mayorga trata de ser selectivo y pulsar el obturador cuando es necesario. Sabe que con la fotografía análoga se es más calculador, cuidadoso y exigente ya que media tiempo entre la toma y el revelado. Con las imágenes digitales que pueden conocerse al instante, las pulsaciones pueden ser menos calculadas porque al verlas de una vez se van editando, seleccionado y descartando. Esto amarra con su pasión por la fotografía de calle, donde hay rapidez en la acción porque el cambio es inminente, la energía se deja sentir. En cuanto al color o el blanco y negro, considera que “la fotografía monocroma remite a un momento en su historia”, y en su caso, a un momento en el aprendizaje de la técnica, sin que por ello deje de ser su favorita y le cautive su gama de tonos.
El artista comenta que puede imaginar el asombro que causó en sus inicios, ver una imagen fija, capturada por la lente, en tonos café, sepia, azul, dorado o grises y, al pasar el tiempo, a mediados del siglo XX, verla a color. Considera que la fotografía en blanco y negro procura cierta atemporalidad y la vincula a la película fotográfica y al ritual del cuarto oscuro. Recuerda a Carlos Monsiváis, refiriéndose a la fotografía en México: “Maravillas que son, sombras que fueron”; agrega que la foto a color lo remite a una época específica y finaliza con esta pregunta ¿Y cuándo la fotografía coloreada?
Jose Manuel Mayorga, expone su trabajo fotográfico durante los meses de septiembre y octubre, en la Galería Rozas-Botrán de la zona 14. Durante estas semanas, tendremos la oportunidad de conocer la obra del guatemalteco soñador, a quien le hubiera gustado acompañar en sus momentos creativos a Catalina de Médici, por las ideas renacentistas que encarnó, la influencia que ejerció que se tradujo en refinamiento, y por haber sentado las bases para el predominio de la cocina francesa.
A Mayorga también le habría gustado estar cerca de Grimod de la Reyniere, modelador de la burguesía a través de la gastronomía y acompañarle en su labor periodística. Recordamos la época cuando José Manuel formó parte del equipo del restaurante “Antañona”, que abrió sus puertas en el barrio de La Merced de noviembre de 1995 a mayo de 1996, en un ambiente mágico, auténtico y acogedor, engarzado dentro de manifestaciones culturales entrañables.
Jose Rozas-Botrán, Presidente de Fundación Rozas-Botrán expresó “Con mucho entusiasmo presentamos la faceta artística de Jose Manuel Mayorga, cofundador del Azar Cultural, un proyecto de divulgación realizado en conjunto con la creativa Ximena Chapero, realizado, según indica “para brindar, con brevedad, información sobre una selección de las actividades artísticas en nuestro medio, apoyando, en la medida de las posibilidades, las diversas iniciativas en complicidad con los artistas y organizadores”. Estamos seguros de que el público que visite la galería y el que transite por nuestras calles digitales, disfrutará profundamente esta muestra fotográfica”.
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