• En el mundo, alrededor de 1.7 millones de niños carece de algún tipo de esquema de vacunación.
  • Conversatorio organizado por la Fundación de Especialidades Materno Infantil (FUNDAEMI) busca generar acuerdos y trabajo colaborativo para minimizar el impacto de enfermedades prevenibles mediante la adopción de medidas para proteger a las poblaciones vulnerables.

Septiembre, 2024 (Ciudad de Guatemala, Guatemala). Las vacunas son la forma más segura que hay a nivel mundial para proteger a la población de enfermedades mortales. En el mundo, alrededor de 1.7 millones de niños carece de algún ningún tipo de esquema vacunación poniendo en riesgo la salud de esta población, donde se someten a un alto riesgo de contraer enfermedades devastadoras y totalmente prevenibles. En muchas regiones del mundo, aún se mantienen tasas bajas de cobertura de vacunación, privando a niños de crecer sanos y limitando su acceso a la atención primaria de salud de calidad.

Es ante esta situación,que se llevó a cabo el conversatorio: “Importancia de implementar  el esquema de vacunación y el impacto que esto genera”, organizado por la Fundación de Especialidades Materno Infantil (FUNDAEMI) y contando con el apoyo de especialistas en el área y de representantes del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades(CDC), el  Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA), el Consejo Nacional de Prácticas de Inmunizaciones (CONAPI) y la farmacéutica AstraZeneca, con la finalidad de reforzar la necesidad de contar con un trabajo colaborativo de todo el ecosistema de salud, para lograr un abordaje centrado en la persona, la familia y la comunidad, beneficiando a las poblaciones más vulnerables.

Durante el conversatorio se destacaron temas como la importancia de implementar el esquema de vacunación para Guatemala, la situación actual de la legislación de vacunación en el país, brechas de vacunación encontradas en la población indígena, antecedentes y estadísticas de inmunización en la población nacional y acciones realizadas en el país en distintos ámbitos, como por ejemplo la campaña de vacunación realizada por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala (MSPAS) contra la poliomielitis y el sarampión. Finalmente, se abordó el impacto de otras enfermedades prevenibles de alta incidencia en Guatemala, como lo es el Virus Respiratorio Sincitial (VRS). La actividad tuvo como objetivo generar espacios de conversación sobre la situación de las enfermedades prevenibles y las medidas que se han adoptado para proteger a las poblaciones vulnerables, así como el avance de estrategias orientadas al abordaje integral de esta enfermedad, especialmente en niños prematuros y de alto riesgo, con la finalidad de mejorar los indicadores de salud en la población.

Durante el 2022, el Virus Respiratorio Sincitial representó un tercio de los casos de neumonía en el mundo, produciendo 3.1 millones de hospitalizaciones, de los cuales aproximadamente 118 mil pacientes fallecieron por esa misma causa. Estas cifras reflejan el problema de salud pública tanto a nivel global como en la región, por lo que la Organización Panamericana de Salud (OPS) fomenta a los países adoptar medidas que fortalezcan la vigilancia de este virus.

Carolina Coloma, presidenta de FUNDAEMI explicó que, “El VRS es la enfermedad que más alarma en la población infantil; donde 3 de cada 100 niños con este padecimiento necesitan ser hospitalizados y el requerimiento de oxígeno suplementario dependerá de la condición de salud de cada paciente. Este es un virus que puede transmitirse fácilmente de persona a persona ya sea al estornudar o al toser, y tiene una incubación que va desde 2 a 8 días. Las personas con el virus pueden transmitirlo durante 3 a 8 días y los pacientes inmuno comprometidos pueden continuar la propagación hasta por 4 semanas”.

“Es importante, tomar las medidas necesarias para la prevención y control de casos graves, principalmente en la población vulnerable. Debemos asegurar la mayor cobertura de inmunización en grupos de alto riesgo, el suministro adecuado del tratamiento oportuno, cumplimiento de las medidas de control de prevención de infecciones, un manejo clínico adecuado de los pacientes y el traslado de la información a la población. Acompañado a esto, se debe extremar las medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, el protocolo de tos y estornudo, mantener la limpieza regular de superficies y juguetes, no compartir los utensilios de comer, evitar el contacto cercano con personas enfermas y el fumado, pues los lactantes que son expuestos al humo del tabaco presentan un mayor riesgo de adquirir el virus y agravar su situación clínica,” concluyó Coloma.

La protección infantil es fundamental para evitar que enfermen gravemente y sufran de otras complicaciones que ameriten atención hospitalaria en bebés y niños pequeños, principalmente aquellos de alto riesgo.

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