Con agrado e interés, los artistas plásticos y visuales aceptan el reto de incursionar en un muralismo, inesperado y actual, planteado por la Fundación Rozas-Botrán. Por ese medio, incursionan en un nuevo soporte como recurso para la expresión, enamorados de un espacio al aire libre, que libera un poco al público de la saturación digital.
En esta oportunidad, los artistas Patricia Betancourt, Félix Vidal Chacón, Ricardo Chacón y Luis Caal aceptaron la alianza que se les propuso, para transformar el arte de galería en un instrumento público, accesible para todos los visitantes de Paseo Cayalá. Sus planteamientos desarrollan soluciones atrayentes que generan reflexiones a escala colectiva.
Este nuevo muralismo convierte un área pública en una gran galería abierta al aire libre. La arquitectura circundante alberga otros colores y adquiere nueva vida. Los neomurales fueron concebidos en uno o dos meses y recibieron los últimos toques en el sitio de exposición, con el uso de diversas técnicas.
Las siguientes obras estarán expuestas desde el 25 de marzo hasta el 15 de agosto de este año en la Galería Abierta de Cayalá en la calle principal del Paseo.
De Ricardo Chacón -Ricardoch-“Serie Hombres de victoria y Serie Palabras de vida”
El artista investiga diversas posibilidades formales, compositivas y de expresión, desde un realismo crítico hasta un hiperrealismo asombroso; desde un sueño alucinado, hasta un juego constructivo, emocionante e ingenioso. Así, su significado y su poder evocativo es documental, expresión poética y reflexión sobre los esfuerzos de la vida. Una diversidad de significados que convergen en tan magníficos personajes. Personajes que técnicamente recortan con precisión sus formas geométricas y estilizadas sobre el espacio y sobrepuestas a un fondo que las hace resaltar, en cuanto al contraste de color y su propia composición.
De Félix Vidal Chacón “La gran señora”
Se trata de una obra de madurez en la que el artista muestra control emotivo y conceptual de sus recursos expresivos, con mayor conciencia de las posibilidades y limitaciones de los símbolos plásticos de su deslumbrante y efectivo lenguaje visual que él llama geometrismo escénico. En obras como La gran señora, este lenguaje señala la exacta dimensión humana que explica la intención de la creación artística, el heroísmo del símbolo y la proeza de la comunicación lograda.
De Luis Caal “La energía danzante torito”
La energía del danzante torito reinterpreta los personajes humanos que realizan las danzas de moros y cristianos en Guatemala. En estas danzas aparecen animales como el venado, el monito y el jaguar. La combinación de seres humanos y animales es producto de la mezcla de tradiciones cristianas y características mitológicas de origen maya. La energía del danzante torito se enfoca en la riqueza visual de los trajes que utilizan los personajes y que al pasearse por calles y avenidas nos regalan un espectáculo sin precedentes.
De Patricia Betancourt “Jarro con flores, serie De los jardines”
Patricia presenta la recolección de las flores en diferentes composiciones y espacios pictóricos que, surgidos en el viaje a lo profundo del agua, que es a la vez su interior, en donde encuentra un mundo imaginario de ilusiones, en el que florecen jardines, como nuevos comienzos esperanzadores. Las flores se vuelven trazos sueltos, texturas y pinceladas de color coexistiendo en una única composición. Utiliza diferentes contenedores para reconstruirse, atar y juntar su realidad.
“Las obras interconectan directamente con el público. Los espectadores cambian la rutina al detenerse para prestar atención al arte que se les interpone “entre el suelo y el cielo”. Lo interiorizan, desde su personal punto de vista y, en el momento de encuentro, con seguridad esta modalidad arte urbano transforma sus vidas”. Puntualizó Jose Rozas-Botrán Presidente de Fundación Rozas-Botrán.
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