Por: Juan Pablo Toledo, Centro de Excelencia para S/4HANA Cloud de SAP para el Norte de Latino América
Una de las poblaciones más golpeada y afectada por la pandemia del COVID-19 a nivel mundial ha sido la de los niños. Aquellos guerreros que sin cuestionar mucho la situación por la que atravesamos, no tuvieron otra opción sino aceptar que sus vidas habían cambiado drásticamente.
Actividades tan simples como ir a jugar a un parque, salir por un helado a un centro comercial, almorzar un domingo con sus padres en algún restaurante o simplemente ir a visitar familiares, quedaron completamente prohibidas. Estas prohibiciones como las cuarentenas, cierres del comercio, establecimientos, instituciones educativas, entre otros trajeron diferentes retos; uno muy importante el cómo los niños más pequeños, que estaban iniciando su vida escolar en jardines infantiles y colegios, podrían continuar con sus clases y evitar afectar su año escolar lo menos posible.
En la historia reciente no habíamos atravesado por una pandemia, si bien hasta el año pasado la educación virtual ya traía una trayectoria importante, jardines infantiles y colegios no tenían implementadas alternativas mixtas con sesiones presenciales y virtuales, lo que en algunos países de Latinoamérica le están llamando alternancia. Esta falta de opción de tener sesiones virtuales evidenció automáticamente una situación crítica, ¿cómo se iban a impartir clases si ningún niño podía asistir a las aulas por los cierres y el riesgo de contagio?
Afortunadamente la tecnología ha ido un paso adelante en su propósito de acortar distancias y mantener a las personas comunicadas. Hay datos de diferentes países Latinoamericanos que describen un aumento significativo de un 70% en la compra de dispositivos móviles como tablets, la rápida adopción de aplicaciones de teleconferencia como también plataformas de educación virtual durante la pandemia. Por supuesto, también un mayor consumo de Internet que es el medio principal para transmitir la información. Este conjunto de tecnologías ha permitido darles continuidad a las clases que muchos niños, hoy en día toman desde sus casas y que combinan con sesiones presenciales cuando baja un poco la velocidad del contagio del virus y se flexibilizan las restricciones.
La adopción tecnológica para continuar estudiando de forma virtual ha sido una excelente solución, sin embargo, no es un privilegio de todos; desafortunadamente en la gran mayoría de los países de Latinoamérica aún tenemos un déficit muy alto de conectividad, a pesar de que muchos países hace varios años comenzaron a implementar precisamente agendas de conectividad. Estos esfuerzos no han sido suficientes para poder llevar conexión de Internet a todas las zonas; hay estudios que indican que solo el 50% de los hogares en América Latina tienen conexión a Internet, y solo un 40% tienen medios para adquirir dispositivos tales como laptops, tablets, teléfonos inteligentes. Esto implica una limitación para tener acceso a la educación en modo virtual.
Es importante que los países Latinoamericanos concentren esfuerzos para suplir estas necesidades y que todos los niños tengan acceso a la educación aún en medio de situaciones adversas.
No podemos dejar de lado el reto que toda esta situación ha representado para las familias. Muchos padres de familia con niños en edad escolar tuvimos que continuar nuestras actividades laborales desde casa, apoyados también por la tecnología en medio de la virtualidad (que en SAP quedó opcional a los empleados para los años venideros), pero con una tarea y esfuerzo adicional; convertirnos de cierta forma en profesores de apoyo para nuestros hijos durante sus sesiones virtuales, lo que ha traído jornadas en algunos momentos complejas y extenuantes, pero a la vez muy satisfactorias.
Hemos tenido que estar por mucho tiempo en casa, en medio de una situación difícil, pero también hemos podido vivir situaciones positivas: la oportunidad de compartir y dedicarles más y mejor calidad de tiempo a nuestros pequeños.
Afortunadamente existe la tecnología que ha permitido no solo a los niños la posibilidad de seguir estudiando y mantenerse en contacto con sus amigos, sino también, en general a todos de comunicarnos con nuestro círculo familiar y social, así sea a través de una pantalla.